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Aída, «Diosa» de la polémica

Yo Ayfe, haciendo honor a la que fue mi antecesora, líder de las Amazonas sometidas del héroe irlandés Setanta, no puedo resistirme y me entrego al espíritu guerrero que llevo dentro, dejando correr, en este caso, ríos de tinta y de pensamientos que escapan a mi control.

No puedo más que levantar mi flecha y empuñar mi arco y disparar con fuerza al objetivo de mi desdén; Aída Nízar, esa que se llama a sí misma un valor en alza de la televisión de estos tiempos que corren.

Esta “Diosa” de la polémica hace que desespere en mi empeño por dar una oportunidad tras otra a las personas, o mejor dicho, personajes de tres al cuarto, que irrumpen en un medio de comunicación para cargarse todo lo que significa periodismo y trabajo bien hecho. En ella la palabra dignidad y profesionalidad no encuentra su significado, diría que lo pierde. Actúa como una “devoradora” del sentido común, convirtiendo aquello que toca, nombra o visita en un circo mediático difícil de soportar. Y es curioso, haciendo el mismo tipo de televisión que la “Princesa del pueblo”, levanta odios extremos, como el que levanta en mi persona.

Orgullosa, altanera, maleducada, diva venida a menos, engreída, humillante, chirriante a los oídos de quien es capaz de escucharla más de cinco minutos seguidos, esta mujer “nacida para comunicar”, según sus propias palabras, ha evolucionado y se ha convertido en un ser “nacida para vomitar”, esta vez según las palabras de esta Amazona irlandesa que se estrena ante los miembros de esta Morada.

No tiene sentido que se dé cabida a estos deshechos que buscan el dinero por el dinero, a costa de lo que sea, cuando hay tantas personas que quieren labrarse un futuro profesional dentro de los medios y que tanto trabajo les cuesta, porque esos puestos que deberían ser para profesionales con mayúsculas, personas que han dedicado su vida a estudiar una carrera de periodismo para formarse, están ocupados por quienes, como esta “señorita” cortesana de Telecinco, han decidido quitar el puesto de trabajo a quienes por derecho lo meren.

Si echamos una mirada rápida a lo que hoy en día nos venden como medios de comunicación, sólo encontramos a hijos de…, ex de…, esposas de…, esposos de…, cuñadísimas de…, ex grandes hermanos, todos ellos creyéndose grandes profesionales del medio, hablando con una seguridad de su “trabajo” que realmente, y perdonen la expresión, es acojonante. Se permiten el lujo de discutir, de poner en entredicho a profesionales de verdad que llevan ejerciendo su profesión desde hace años.

Otro caso, parecido al de nuestra querida Aída, lo encontramos en Kiko Hernández, pero resulta ser hasta cómico…que se cree periodista, que se permite el lujo de ponerse a la altura de Mercedes Milá, por ejemplo, que otra cosa no, pero periodista sí y comunicadora también. Solamente por respeto, debería bajar la cabeza ante ella y rendirle pleitesía a los maestros y dejarse aconsejar y no ser tan prepotente, siendo en realidad un inculto que no sabe ni cuál es la capital de China, por decir alguna, aunque dudo que sepa la capital de ningún sitio.

Espeluznante me parece que “La Pantoja” pase a ser ahora colaboradora de una cadena que según sus propias palabras, tanto daño le ha hecho, esta señora, por qué no se dedica a cantar que es lo que sabe hacer… Y la innombrable Belén Esteban, vaya ya la nombré, por qué amaga tanto con retirarse para siempre y nunca lo hace, no debería jugar así con los sentimientos de la gente, que somos frágiles “princesa”, y nos da su Majestad el caramelo para luego quitárnoslo de la boca….

Como diría uno que yo me sé pero que ya no está al menos visiblemente en la vida pública, gracias a los Dioses; ¡Vayánse de la tele, frikis, vayánse!!!

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