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El fiel Lazarillo

     Todas las mañanas, a eso de las ocho y media me encuentro de frente con él. El lazarillo, le llamaré. Sabio en sus andares, su comportamiento exquisito lo diferencia de la multitud, de esos abuelos que se creen en derecho del asiento y de esa juventud insolente y maleducada que perfectamente podrían provocar altercados públicos cada vez que salen a la calle.

     No se inmuta por nada. La lluvia no le afecta en su misión, nada altera su día a día. Silencioso, cauto y fiel cumplidor de las normas cívicas de conducta, se muestra por la calle, tranquilo y sereno por el bien de su amo. Una persona invidente que deja toda la luz de su oscuridad en manos de su fiel escudero, en ese que está con él incluso cuando los demás no pueden.

     Hoy Trece de Diciembre, festividad de Santa Lucía, se celebra el aniversario de la fundación de ONCE, sí la de los cupones…la que gracias a su juego reparte ilusión a miles de españoles que diariamente participan con la esperanza de dejar sus penurias económicas a un lado, de una vez por todas. Pues eso es lo de menos (quizás no diría esto si me hubiese tocado alguna vez…). Lo realmente importante de esta Organización, es la labor social que hace con unas personas tan humanas, como tú y cómo yo, y que tienen la desgracia de no ver.

     Esta Organización, su Fundación y todos los trabajadores y colaboradores que tiene, hacen posible que el Lazarillo del siglo XX y XXI exista. ¡¡Si a mí me cuesta que el Turko no pegue tirones en la calle cuando lo saco a pasear…!!!

     Recuerdo una historia que leí el otro día de un Sancho Panza, canino, gaditano que estuvo 12 años en la puerta de un hospital esperando a que su amo, el cual falleció al bajar de la ambulancia, saliera por la misma puerta por la que entró, para irse juntos a casa…¿qué tendrán estos animales, que los hace tan especiales?

     Pues mi Lazarillo diario, llega a su parada del C2, en La Macarena, todos los días a la misma hora, y todos los días se postra ante los pies de su amo, esté o no mojada la calle, a esperar que llegue el autobús, y cuando escucha el sonido del motor, se pone en pie y lo dirige a la puerta de entrada. Entra, su amo se sienta y él se echa a su lado, a la espera de su destino.

     Desde aquí mi pequeño homenaje en un día tan, ciegamente, especial a todos esos perros guía por hacer la vida de las personas mucho más agradables y sobretodo, mucho más seguras.

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  1. naveganteposeidon
    13 diciembre, 2010 a las 11:35

    Aquí vengo a dejaros información para dar luz a los miembros de esta tribu:

    La más romántica de las especialidades del adiestramiento canino, y una maravilla que muestra las bondades de la cooperación entre el hombre y el perro.

    El perro lazarillo es una especialidad que demanda una gran selección y unas 300 horas de adiestramiento especializado.

    Las habilidades de un perro lazarillo no se limitan a lo aprendido en la escuela de adiestramiento, su vida al lado de su amo las 24 horas es una constante escuela de adiestramiento, por eso cada perro guía en particular sabe un repertorio distinto de cosas.

    En parte por las actividades de rutina de invidente, en parte por deducciones propias del perro, y en parte por el trabajo que el propio invidente hace con él durante toda su relación de cooperación mutua.

    Un perro lazarillo tiene un costo cercano a los U$S10.000, por lo que el otorgamiento de estos perros a los invidentes es, en general y según cada país, subsidiado por fundaciones, seguros y el estado.

    La mayoría de las escuelas de adiestramiento de perros guía para invidentes recurren a “familias de ayuda”, quienes se encargan de criar, bajo supervisión de los adiestradores, los cachorros hasta la edad en que se inician en el adiestramiento especializado.

    Las escuelas cuentan con cabañas propias, con reproductores especialmente seleccionados para esta delicada especialidad. A los 49 días se realiza una primera selección mediante diversos tests, los cachorros que no den el puntaje necesario son vendidos como mascotas. Algunas escuelas realizan otros tests eliminatorios hasta los 3 meses de edad.

    Una vez aprobado el cachorro, se entrega a la familia de ayuda, la cual ya ha devuelto a la escuela el cachorro ya crecido de la entrega anterior. En su nuevo hogar el cachorro es iniciado en su educación básica bajo supervisión de los adiestradores, y más adelante en el adiestramiento inicial, el cual no incluye aún los ejercicios para lazarillo.

    Durante su estancia con la familia de ayuda el cachorro es sometido a más estudios de comportamiento y capacidad, un alto porcentaje es desaprobado en esta etapa, y en estos casos la familia de ayuda tiene la opción de quedarse definitivamente con el can, otra opción es reemplazar el cachorro por uno nuevo y vender como mascota al descartado.

    A la edad de 8 meses, también varía según cada escuela, el cachorro se instala definitivamente en la escuela de adiestramiento e inicia el tramo más difícil de su carrera.
    A partir de este momento se inicia un arduo trabajo de unas 300 horas durante el cual muchos más son descartados.

    Hace algunos años se desarrollaron especialidades en las que incluir a estos perros que, luego de muchas horas de trabajo, denotan que no alcanzarán los objetivos de un lazarillo. Estas especialidades son los perros de ayuda para hipoacústicos y para discapacitados motrices.

    Un adiestrador de perros guías es un profesional de mucha experiencia y muy bien pagado. Trabaja gran parte del tiempo con los ojos vendados, ya que muchas veces es la única manera de captar el rendimiento del perro y de evitar dar señales involuntarias al mismo.

    El trabajo inicialmente se realiza en una pista provista de todos los elementos necesarios, simuladores de obstáculos de altura, a nivel del suelo, laterales, escaleras, etc.
    No se trata de que el perro es un torpe que vaya a llevarse por delante un obstáculo, pero debe evitarlo él y hacer que lo evite el invidente. Por ejemplo, si esquiva un poste debe asegurarse dejar espacio para el humano. También debe estar preparado para juzgar obstáculos por donde él pasaría, pero por donde no pasa una persona, por ejemplo la rama de un árbol a 1,80 MT de altura.

    Cuando se presenta un obstáculo de tipo desnivel, debe dar aviso girándose levemente sobre las piernas del no vidente, mayor será éste giro cuanto mayor sea el desnivel, todo esto se transmite a través del arnés con que trabaja un lazarillo. Este arnés es una fuente de información importantísima para la persona, ya que por estar conectado con los laterales del perro hace llegar a la mano cualquier movimiento de éste, lo que acelera el desplazamiento de ambos.

    Como dije anteriormente, los perros que deben descartarse como lazarillos cuando ya se ha invertido mucho en ellos, pueden tener aptitudes para especialidades de menor exigencia, estos son especialmente los perros de ayuda para discapacitados motrices e hipoacúsicos, ambas en este orden de complejidad en cuanto a exigencias.

    La primera de las especialidades incluye ejercicios tales como acarrear diversos objetos y alcanzárselos al discapacitado y tirar para ayudar en el transporte de la silla de ruedas. El discapacitado se aferra con una mano al arnés e indica al perro que tire, se incluyen órdenes de izquierda, derecha y detención.

    La segunda de las especialidades incluye ejercicios más simples, reconocer y diferenciar el sonido del teléfono, el timbre de la puerta y otros.

    Ambas especialidades cumplen fundamentalmente la función de perro de compañía, pero no son pocos los casos en que han salvado la vida de su amo en medio de un accidente tal como incendios, escapes de gas, etc.

    La labor en España de la ONCE
    El mayor centro de adiestramiento de toda Europa se encuentra en nuestro país. Está gestionado por la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE) y lleva por nombre Fundación ONCE del Perro-Guía. Se trata de un espacio que supera los 100.000 m² equipado con todo lo necesario para cubrir desde el nacimiento del can, hasta su educación y posterior entrega al invidente.

    Las instalaciones cuentan con residencia, paritorio, clínica y campo de ejercicios, además de diferentes lugares habilitados para el entrenamiento de los perros por los que pasan más de cien ejemplares al año. La labor de entrenamiento la pone en práctica un equipo cuya máxima es la profesionalidad y el amor a los animales. Existen desde adiestradores caninos hasta veterinarios cuyo objetivo es hacer de un perro una herramienta útil para una persona ciega, además de una compañía ideal.

    Características del perro lazarillo
    Las primeras prácticas en adiestramiento tuvieron como referente al Pastor Alemán, puesto que era la raza más popular en las tierras teutonas. Actualmente se usan mucho, además del Pastor Alemán, el Labrador y el Golden Retriever. En cuanto al sexo, no hay diferencias entre machos y hembras, siendo ambos aptos para convertirse en el mejor instrumento de movilidad de una persona incapaz.

    Los criadores intentan conseguir la genética perfecta por medio de cruces para, después, formar definitivamente al can. Físicamente, los perros-guía deben guardar unas condiciones perfectas, no superando nunca la talla mediana. Rasgos de carácter como la obediencia, la serenidad, sociabiliada y un buen sentido del equilibrio, deben estar presentes en su personalidad.

    Tú puedes tener un perro-guía
    Si vives en Madrid, puedes tutelar a lo que será el día de mañana un excelente perro lazarillo, de hecho, la primera etapa del aprendizaje del mismo depende de que exista una familia educadora. La Fundación ONCE del perro-guía hace entrega a un voluntario de un cachorro tras sus siete semanas de vida, y posteriormente realiza su seguimiento con visitas mensuales al hogar de acogida. Al cumplirse el primer año, lo recoge para comenzar su instrucción.

    Esta etapa es crucial para el perro porque es cuando comienza su adaptación al medio que le rodea. De nosotros depende su socialización y su grado de integración social pues deberemos acostumbrarle al transporte público, a las tiendas, al bullicio, a la limpieza de su hábitat y a relacionarse con el ser humano. Evidentemente, la Fundación exige una serie de requisitos tales como no dejar al perro más de dos horas solo al día en la casa.

    A los tutores se les facilita un carné especial para poder acceder a lugares a los que no dejan entrar perros y así darle sus primeras nociones de obediencia básica. Existe una prueba que se realiza durante el seguimiento del desarrollo del cachorro, consiste en un completo exámen médico que determinará si el animal debe quedarse con la familia o ir a la Fundación. Este programa de tutelaje termina cuando el perro cumple el año.

    El verdadero adiestramiento
    Dentro de la Fundación ONCE, no se admiten formadores para perro-guía que no hayan sido educados internamente en sus instalaciones. Hay que tener en cuenta que hay que convertir a un perro en ‘casi’ una persona y prepararle concienzudamente para su labor. El adiestramiento tras el tutelaje dura hasta los tres años de edad. Durante este período el perro aprenderá a buscar un asiento para su dueño en el autobús, a pararse ante los semáforos, a esquivar obstáculos, a detectar las escaleras, a caminar pegado al dueño, etc.

    Los ejercicios van dejando cada vez más responsabilidad en manos del perro, que deberá aplicar su inteligencia en determinadas situaciones muy difíciles. El can es evaluado constantemente para comprobar y valorar sus aptitudes frente a las pruebas reales. Tanto es así, que en las últimas fases del adiestramiento, el encargado del perro camina con un antifaz delegando en el perro.

    El acoplamiento final
    Llega la hora de la verdad. La prueba de fuego real para el perro: su asignación a un miembro de la comunidad con deficiencia visual. El usuario y el perro serán sometidos a un proceso de acoplamiento de tres semanas para ver si su unión es apta. Hay que tener en cuenta que el perro pasará nueve o diez años con la persona ciega y debe estar preparado para llevarle por caminos seguros, reaccionar ante imprevistos, relacionarse favorablemente con el entorno del invidente…

    La Fundación se preocupa de que el éxito inicial del acoplamiento continúe durante todo el periodo de convivencia por medio de visitas de supervisión. El contacto con la institución no se pierde puesto que pueden surgir necesidades diferentes como nuevas rutas por un nuevo trabajo o cualquier otro tipo de dificultad relacionada con la salud y el estado del perro.

    Uno de los aspectos que se olvida es que el perro lazarillo está adiestrado para ir en línea recta, indicar bordillos y obedecer órdenes, pero no para decidir cuando se debe de cruzar. El instinto de supervivencia del can invita a confiar en su juicio ante un semáforo, pero no siempre se ha de extremar esta confianza. Es el invidente el único responsable de indicar a su amigo si hay que girar, ya que debe conocer la ruta y las direcciones que se deben seguir contando pasos de peatones, escuchando al tráfico, estudiando la periodicidad de los semáforos. Además, el invidente debe controlar al perro ante motivos de desconcentración como olores, ruidos y desviaciones en el camino.

    Si el periodo de acoplamiento no alcanza las expectativas esperadas, el perro vuelve a la familia que lo adoptó y, en el caso de que no puedan hacerse cargo del cachorro, se va probando con otras familias. En última instancia, siempre les quedará como hogar la Fundación.

  2. 15 diciembre, 2010 a las 23:27

    Me ha encantado este post, un homenaje a esos amigos de verdad que hacen la vida un poquito más fácil y llevadera a muchos; unos invidentes, otros faltos de cariño, otros solitarios y simplemente personas que buscamos a este ser que nos alegra las mañanas, las llegadas a casa… Enhorabuena de nuevo

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