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Sánchez Perrier, el pintor de la Sevilla más natural

A ver cómo consigo disimular que tenía a este excelso pintor al lado de mi casa y que la inspiración sobre su persona, e incluso conocimiento, me llegó a 140 kilómetros  de dónde se encuentra dicha calle…

Está bien, no disimularé, os contaré la verdad. Era una tarde de invierno que llovía a chaparrones, tu niño Monge decía Joselito dame frijoles….que noooooo, que esto es un temazo pero nada tiene que ver con la verdad.

Bueno, marchamos MoraDama y yo hacia su ciudad natal, como os adelanté en el post del viernes pasado con motivo de la Noche Blanca del flamenco. Tras hora y pico de camino llegamos a su casa, en el campo, allá en la sierra cordobesa. Me cambio de ropa, me siento en el sofá y mira por dónde aparece un cuadro que tiene allí mi suegro. Era un cuadro con una estampa preciosa de la Triana antigua vista desde atrás de Chapina. Barquillas y barcazas se entremezclan en un primer plano mientras se divida el Puente de Isabel II, de Triana para todos, a los lejos. Me impactó tal realismo y rápidamente mis ojos se fueron a buscar a su autor. “No me lo puedo creer…¡¡Mira quién es el autor de esto!!”

MoraDama me miró con cara de…este tío está loco y a qué viene eso!! Pues venía, como después le dije, a que el pintor de tal obra es Emilio Sánchez Perrier, “vecino mío”…

No se lo creerán, pero es perpendicular a mi calle, muy cerquita de mi casa y más aún al establecimiento dónde trabaja la madre del Guerrero y esposa del Niño…

Pues Emilio, nació en Sevilla en 1855. A caballo entre Sevilla Y París destacó por su fidelidad a los paisajes, y el realismo de sus obras. Curioso el detalle que dedicándose especialmente a paisajes, se atrevió con un autorretrato, dentro de los pocos lienzos en los que aparecen personas en primer plano.

Según he podido contemplar, la Triana de aquella época era fuente de inspiración para este sevillano. Quizás sea su musa o quizás el encanto de aquella época…la ribera del Guadalquivir a su paso, y el río Oise en Pontoise (Francia) son sus relatos paisajísticos más utilizados.

Una tuberculosis diagnosticada, fue la culpable de su desaparición, si bien antes dejó instantáneas para el recuerdo como este atardecer:

 

  1. el filosofo
    24 junio, 2011 a las 1:33

    Gran pintor, por lo que veo, y bonita calle…que de veces he pasado con mi coche para atacar la muralla, a la derecha y acortar por Casas VIejas para aparecer por Aniceto Saez…una calle que me trae muchos recuerdos. Como la mayoría de esa zona de la Macarena, ya se murallas padentro o murallas pafuera…

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